In memoria de Ana
Hoy después de las vacaciones de Navidad hemos regresado a las clases, a los patios y a nuestros pasillos. Nada es igual, falta Ana. Siempre he pensado que la muerte es un agujero muy grande que nunca se cierra y que nos deja el que se va. Ana nos deja un agujero muy grande, porque grande era su personalidad, grande era su amor. Ahora habita en nuestro recuerdo, en el recuerdo de unos compañeros porque era una buena compañera, en el recuerdo de unos alumnos porque era una gran profesora, en el recuerdo de unos hijos porque era una gran madre, en el de un esposo porque era el amor de su amado esposo. Un agujero tan grande como la memoria y el recuerdo de la que habita en nuestro corazón por siempre.
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